2ª Urban Rave - BOM 95
2/6/2020
Tal día como hoy, hace un cuarto de siglo, se celebró este macroevento en el que tuve el
privilegio de participar junto a mi compañero de proyecto Ángel Santiago. El acto fue
organizado por el colectivo Barzelona Electrónika y la Baus Fundició. En aquellos tiempos
militábamos en Barzelona Electrónika, agrupación que descubrí el mismo año en que
Advanced Music parió el primer Sónar (1994). B.E. ya hacía unos años que se había formado y,
si bien en un principio surgió de la cultura hip hop, con los años abarcó todo tipo de música
electrónica.
A título personal, si me permitís una pequeña batallita de abuelo, he de decir que todo esto me llegó en un momento de desencanto musical. En Tarragona, de donde soy, y supongo que como en otros lugares alejados de cualquier escena, la música electrónica de cierta calidad sólo entraba en momentos muy puntuales de la sesión discotequera de turno (por lo que era estrictamente dance) y la cultura de club brillaba por su ausencia. El auge de la dichosa música máquina y la vorágine del ya decadente Sonido de Valencia (salvando a quien tengo que salvar) me dejaron completamente descolocado y perdido. Parafraseando a Taludio Rativo, y pese a quien le pese: “Tarragona, alucinante paisaje nocturno petroquímico y sin nada más contemporáneo que ofrecer que agrorrock català”. No tiene importancia cómo aterricé en la escena de la Ciudad Condal, pero lo que allí se estaba cociendo, desde hacía ya unos años, me marcó a hierro. Eran tiempos de fanzines, cultura soterrada, activismo artístico y experimentación: Músicos, performers, DJs, artistas visuales, diseñadores gráficos, diseñadores de moda... todo verterbrado en un sistema autoorganizado e independiente que se sostenía por la pura y simple ilusión. ¿Visionarios? Tal vez me parezca un término un tanto pretencioso. Prefiero pensar, con humor, que casi éramos un puñado de parias que habían cometido la peccata magna de experimentar con sintetizadores en lugar de rascar una guitarra eléctrica. Europa nos llevaba muchos años de ventaja en este ámbito y no fue fácil alcanzar un estado equiparable. Aun así, poco a poco, se fue dando la coyuntura perfecta para una eclosión en toda regla. Hay que decir que, por suerte, no fuimos el único colectivo de este tipo; de otra forma hubiera sido imposible.
Tal como indica el ordinal del evento, hubo una experiencia previa que se llevó a cabo en el centro cultural “La Báscula”, un año antes. Esta segunda edición, de mayor envergadura, contó con más participantes, apoyos y sponsors, además de la coorganización de la Baus Fundició. A pesar de que de la 2a Urban Rave tuvo un gran éxito recuerdo que estuvo rodeada de ciertos aspectos negativos (o no, visto con perspectiva). Poco tiempo antes del evento, una facción dentro de las filas de Barzelona Electrónika había mostrado ciertas desavenencias con la filosofía del colectivo, circunstancia que desembocó en la fundación de SELF (Spanish Electronic Foundation), con su fanzine asociado. A pesar de estas diferencias, y por fortuna, sus miembros participaron en el acto. Al cabo de una semana del evento, en los sótanos de los estudios Audioclip del barrio de Gràcia, se celebró una reunión que terminó en un tono bastante bronco y precipitó la escisión final del colectivo, con el abandono de los integrantes de SELF. Recuerdo que lo viví con bastante pesar y tristeza... a mis veinte años sólo me importaba la música, compartir experiencias con amigos y compañeros afines y poner mi granito de arena. En honor a la verdad SELF hizo un gran trabajo por su cuenta, hay que decirlo. Al margen de esto, también recuerdo unas declaraciones de la Baus Fundició (tal vez
A título personal, si me permitís una pequeña batallita de abuelo, he de decir que todo esto me llegó en un momento de desencanto musical. En Tarragona, de donde soy, y supongo que como en otros lugares alejados de cualquier escena, la música electrónica de cierta calidad sólo entraba en momentos muy puntuales de la sesión discotequera de turno (por lo que era estrictamente dance) y la cultura de club brillaba por su ausencia. El auge de la dichosa música máquina y la vorágine del ya decadente Sonido de Valencia (salvando a quien tengo que salvar) me dejaron completamente descolocado y perdido. Parafraseando a Taludio Rativo, y pese a quien le pese: “Tarragona, alucinante paisaje nocturno petroquímico y sin nada más contemporáneo que ofrecer que agrorrock català”. No tiene importancia cómo aterricé en la escena de la Ciudad Condal, pero lo que allí se estaba cociendo, desde hacía ya unos años, me marcó a hierro. Eran tiempos de fanzines, cultura soterrada, activismo artístico y experimentación: Músicos, performers, DJs, artistas visuales, diseñadores gráficos, diseñadores de moda... todo verterbrado en un sistema autoorganizado e independiente que se sostenía por la pura y simple ilusión. ¿Visionarios? Tal vez me parezca un término un tanto pretencioso. Prefiero pensar, con humor, que casi éramos un puñado de parias que habían cometido la peccata magna de experimentar con sintetizadores en lugar de rascar una guitarra eléctrica. Europa nos llevaba muchos años de ventaja en este ámbito y no fue fácil alcanzar un estado equiparable. Aun así, poco a poco, se fue dando la coyuntura perfecta para una eclosión en toda regla. Hay que decir que, por suerte, no fuimos el único colectivo de este tipo; de otra forma hubiera sido imposible.
Tal como indica el ordinal del evento, hubo una experiencia previa que se llevó a cabo en el centro cultural “La Báscula”, un año antes. Esta segunda edición, de mayor envergadura, contó con más participantes, apoyos y sponsors, además de la coorganización de la Baus Fundició. A pesar de que de la 2a Urban Rave tuvo un gran éxito recuerdo que estuvo rodeada de ciertos aspectos negativos (o no, visto con perspectiva). Poco tiempo antes del evento, una facción dentro de las filas de Barzelona Electrónika había mostrado ciertas desavenencias con la filosofía del colectivo, circunstancia que desembocó en la fundación de SELF (Spanish Electronic Foundation), con su fanzine asociado. A pesar de estas diferencias, y por fortuna, sus miembros participaron en el acto. Al cabo de una semana del evento, en los sótanos de los estudios Audioclip del barrio de Gràcia, se celebró una reunión que terminó en un tono bastante bronco y precipitó la escisión final del colectivo, con el abandono de los integrantes de SELF. Recuerdo que lo viví con bastante pesar y tristeza... a mis veinte años sólo me importaba la música, compartir experiencias con amigos y compañeros afines y poner mi granito de arena. En honor a la verdad SELF hizo un gran trabajo por su cuenta, hay que decirlo. Al margen de esto, también recuerdo unas declaraciones de la Baus Fundició (tal vez
de Carles Padrisa, no estoy seguro), en las que venían a decir que el contexto del evento no
había sido del todo adecuado para sus fines. Intuyo, tras tantos años, que tal vez fuera un
escenario demasiado heterogéneo para ellos. He de confesar que de artes escénicas sé más
bien poco. A pesar de todo, fue una noche increíble, y para mí es lo que cuenta. El tiempo de
actuaciones fue muy apretado y los grupos sólo disponíamos de una media hora para tocar. En
el aspecto musical sonó de todo: música industrial, experimental, ambient, techno, EBM,
trance, breakbeats... incluso house, detalle que no pasó desapercibido y tuvo su polémica,
como no podía ser de otra forma. Hablando de esto, si me permitís una pequeña vanidad,
nuestro proyecto obtuvo muy buenas críticas, pese a que éramos prácticamente unos
desconocidos. Por desgracia no conservo ninguna imagen del evento. Tal vez, más allá de este
flyer, exista material olvidado en algún cajón. En fin... ahí queda este pequeño fragmento de
historia ya olvidada, que tal vez a nadie le importe, pero a mí sí, que de vez en cuando me
gusta recordar de dónde vengo.
J. Icart
J. Icart
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